dimarts, 22 de març del 2011

Habitación numero 48


La noche era fría, todo estaba saliendo como estaba previsto, los dos estábamos sentados en el coche con el ppasamontañas y la capucha puesta para que todo saliera como estaba planeado y con la mayor rapidez posible.
Y al final, llego la hora, nos miramos pero aquellos ojos ya no tenían rastros humanos, el odio se había apoderado de ellos y entonces salimos del coche.
Con la cabeza agachada entramos en el hospital y recorrimos los pasillos hasta llegar al ascensor.
Ambos sabíamos muy bien cual era nuestra misión y lo que sobraban las palabras.
Pero aun así nos equivocamos de planta y nos tocó bajar corriendo por las escaleras, habíamos perdido mucho tiempo y la misión no podía permitir ni el mas mínimo error.
Llegamos a la puerta 48, nos miramos y mi compañero me hizo un gesto de aprobación.
El se fue por el pasillo de la izquierda y yo me quedé ahí, cerré los ojos un momento. Respiré, y al abrirlos ya no había emoción en ellos, no tenía miedo a lo que podía pasar si nos atrapaban o salía algo mal la tensión había desaparecido por completo.
Entonces entre en la habitación desenfundé mi arma de la parte trasera de mi pantalón y después de quitarle el seguro efectué seis disparos.
No necesité mirar donde disparaba pues tampoco lo necesitaba, la práctica en estas tareas me ha creado una precisión increíble y sé que él, está muerto y mi tarea aquí ha concluido, salí de la habitación y llamé por móvil a mi compañero.
El trabajo estaba hecho y nos reuniríamos en el coche.

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